lunes, 31 de enero de 2011

Siglo XVIII: y por fin llegó el método científico


En el siglo XVIII se empezó a aplicar el método científico a la mejora. Se sometió a análisis, se diseccionó en diferentes componentes, y estos se estudiaron uno a uno para comprender su papel en la trama general. Así, por ejemplo, se llegó al convencimiento que era posible cultivar trigo de forma continua cultivándolo apropiadamente o de la posibilidad de incrementar los rendimientos mediante prácticas adecuadas de fertilización o de elección varietal.
También en el siglo XVIII se produjo otro cambio que permitió la llegada de las nuevas variedades que necesitaba la nueva agricultura. Este cambio fue el descubrimiento de los cruzamientos artificiales, es decir, cruzamientos entre variedades y especies distintas hechos por el hombre y no por la Naturaleza. Tal posibilidad se basaba en la demostración, de que las plantas tienen sexo, realizada a finales del XVII.
En 1717 y en Inglaterra, se realizó el primer cruzamiento consciente entre dos claveles, uno cultivado y otro silvestre para probar las teorías del sexo en plantas. A partir de entonces cruzamiento se generalizó en la obtención de nuevas rosas a finales del XVIII y poco después se aplicó al trigo. La demostración de que las plantas tienen sexo fundamentó la “nueva mejora” (científica aunque aún no genética) de forma paralela a como la agricultura cambiaba su adjetivo “tradicional” en “científica”.
Con objeto de explicar los resultados de los numerosos cruzamientos realizados, su posibilidad o imposibilidad, las formas obtenidas en las descendencias etc., se comienzan desde finales del XVII una serie de estudios, prolongados a lo largo de todo el XIX, que a la larga explicarán la base biológica de la herencia.
Otro suceso importante que ocurrió en el siglo XVIII, y que tuvo como consecuencia la separación de las dos unidades que habían quedado formando la “doble persona” agricultor-mejorador, fue la creación de casas comerciales productoras de semilla de siembra. La primera fue Vilmorin en 1727 en Francia. Lentamente nuevas casas se fueron incorporando al mundo agrícola. Ofrecían un gran servicio: (i) le permitían al agricultor prescindir del almacenamiento del grano que él había seleccionado en el año anterior para la siembra, proceso siempre peligroso (plagas, humedades, robos, pérdidas y otros accidentes hacían que, con frecuencia, se perdiera la semilla y no se pudiera sembrar), y (ii) le proporcionaban una semilla garantizada en sus caracteres y en su calidad. Pero todo avance tiene su parte negativa, y este le quitó al agricultor su función de mejorador. A partir de entonces no fue totalmente independiente en su elección de variedades, pues lógicamente, las casas comerciales eliminaron drásticamente las variedades de su región de actividad, quedándose con las de mayor valor comercial o con las de más fácil multiplicación. Se crea la profesión de mejorador pero el agricultor se desentiende de hacer su selección. Las plantas cultivadas no evolucionan más en el campo del agricultor sino en el del mejorador y, a medida que las casas comerciales van siendo cada vez más importantes, los objetivos cada vez los marca más la casa comercial y menos el agricultor.

lunes, 24 de enero de 2011

el intercambio de especies en diversas partes del mundo


Otro hecho importante en la historia de la agricultura fue el intercambio de especies en diversas partes del mundo debido al descubrimiento de América. Por ejemplo, después de la conquista de América, los españoles distribuyeron el tomate por las colonias del caribe, por Europa y por Filipinas, desde donde se distribuyó por Asia. En un principio, y como suele pasar con las novedades alimentarías, la aceptación del tomate en Europa fue muy escasa ya que se relacionaba con algunas especies de plantas venenosas. A medida que esta idea fue desapareciendo, el consumo de tomate comenzó a aumentar hasta hacerse muy popular en el siglo XVIII, época en la que se produjo la aparición de la salsa de tomate. No fue hasta el siglo XX cuando su cultivo se extendió por todo el mundo.
Así pues, la situación en los inicios del siglo XVIII, en EEUU y Europa, era la siguiente: una gran variedad de vegetales domesticados procedentes de diferentes partes del mundo que habían sido seleccionados durante muchas generaciones.

jueves, 20 de enero de 2011

Los inicios de la agricultura

Hoy en día y según la Real Academia Española, la agricultura se define como el arte de cultivar, es decir, dar a la tierra y a las plantas las labores necesarias para que fructifiquen.  Hasta hace unos 10.000 años se asume que todos los humanos se dedicaban a la caza, la pesca y la recolección de frutos y semillas, o cualquier otra cosa que la naturaleza les pudiera ofrecer en aquel entonces. Su subsistencia dependía en gran parte de las poblaciones salvajes de animales y de plantas, es decir, de la madre Naturaleza. Pero en algún momento y en algún lugar apareció el primer agricultor. Las razones pueden ser varias y aquí, debido a mi ignorancia, doy rienda suelta a la especulación: un gran observador de la naturaleza, una persona perezosa cansada de perseguir animales, alguien que encontró un campo silvestre que le permitió establecerse en ese lugar... (mas detalles y mas rigurosos en http://www.artehistoria.com/historia/contextos/114.htm). La cuestión es que a partir de entonces los humanos añadieron lo que hoy conocemos como agricultura a su lista de ‘formas de obtener recursos alimenticios’. Es en ese momento de la historia cuando la obtención de alimento dejo de ser un paseo por el campo para convertirse en lo que hoy se conoce como doblar el lomo. Pero no fue tan malo como parece, la recompensa fue tener algo que llevarse a la boca de forma más regular.
En ese mismo momento también se iniciaron otros dos procesos importantes. Por un lado lo que hoy se conoce como mejora genética, ya que los primeros agricultores tuvieron que empezar a seleccionar las semillas que iban a plantar en la siguiente temporada, y por el otro, la domesticación de plantas y animales. Y especifico de plantas y animales porque en la mayoría de las definiciones de domesticación, como la de la Real Academia Española, se suelen olvidar de las plantas. Yo redefiniría domesticación, basándome en la definición que dio Price en 1984, como “el proceso mediante el cual una población animal o vegetal se adapta a las condiciones de cultivo o crianza del hombre a través de una serie de modificaciones genéticas producidas por un proceso de selección y adaptación al medio ambiente, y que se sucede a lo largo de diferentes generaciones.

Un ejemplo de domesticación es el descubrimiento hecho en la «Cueva de los murciélagos» de Méjico donde se encontraron restos de mazorcas de maíz correspondientes a estratos geológicos sucesivos que mostraban un aumento gradual de tamaño. Estos hechos indican sin duda alguna que el hombre del Neolítico, haciendo uso de su inteligencia racional, aplicaba ya un proceso de selección en el maíz que cultivaba.
Desde el inicio de la agricultura pasaron miles de años en los que el ser humano se dedicó a domesticar diferentes plantas y a crear diferentes variedades. Durante la primera parte del proceso el agricultor era a la vez agricultor, mejorador y consumidor ya que en aquel entonces era una agricultura de subsistencia. Las cosas cambiaron con la llegada de las primeras civilizaciones en la que hubo una división de la sociedad en diferentes estamentos. A partir de entonces tenemos por un lado al consumidor y por el otro al agricultor-mejorador.